Francisco Miraval
Cuanto más noticias de inmigración leo y escribo, cuánto más hablo con gente sobre este tema, y cuánto más escucho las presentaciones de expertos y pseudo-expertos, más me convenzo que no falta mucho para llegar a un caos inmigratorio total y global, porque el problema no afecta solamente a Estados Unidos.
Pero concentrémonos ahora este país y veamos algunos ejemplos muy recientes que demuestran que la situación inmigratoria está prácticamente fuera de control.
Cuatro presuntos inmigrantes indocumentados hispanos fueron detenidos en el sur de Colorado por no tener licencia para pescar. Es decir, eran pescadores indocumentados. Como aparentemente habían sacado algunos peces, fueron acusados de “posesión ilegal de vida salvaje” y prontamente transferidos a las autoridades federales y y eventualmente deportados.
Pero esta historia casi absurda de tener a guardaparques actuando como agentes de inmigración no se compara con el dolor y la tragedia sucedidos la semana pasada en Port Carbon, Pennsylvania, cuando tres adolescentes blancos aparentemente serían los responsables de haber asesinado a golpes a un joven mexicano porque el mexicano estaba de novio con una muchacha blanca.
Durante el ataque y el homicidio, ocurrido en presencia de la novia, los agresores profirieron insultos racistas, aunque ahora los abogados defensores dicen que esos insultos sólo fueron “parte de una pelea callejera” y que en realidad no reflejan racismo.
Lo que los abogados no dicen es que el joven mexicano y su novia estaban sentados en el banco de una plaza cuando fueron atacados. ¿Qué hubiese pasado si el ataque (Dios no lo permita) hubiese sido cometido por mexicanos? Los agresores seguramente ya habrían sido condenados.
En el Condado Alamance, Carolina del Norte, la policía arrestó a las 2 de la mañana a un mujer, supuestamente indocumentada, por conducir sin una licencia válida. La mujer fue llevada a la cárcel inmediatamente y sus tres hijos, 14, 10 y 6 años, quedaron solos a un lado de la carretera, y debieron esperar más de ocho horas hasta que llegó su padre, quien los halló, según el reporte periodístico, “asustados, exhaustos y hambrientos”.
Pero ninguno de estos caso se compara al de una mujer mexicana detenida cerca de Nashville, Tennessee, por una infracción de tránsito cuando iba de camino al médico porque estaba a punto de dar a luz. La mujer dio a luz esposada a la cama y en presencia de un policía y sin su familia. Además, su bebé fue inmediatamente separado de ella.
¿Dónde quedó el sentido común y el respeto a la dignidad y a los derechos de la persona? ¿Hasta dónde va a llegar la represión y cuánto falta para que a las autoridades no les interese si uno tiene o no tiene papeles?
Falta muy poco. En Fremont, Nebraska, el consejo municipal votará esta semana para prohibir el alquiler de casas a personas sin “presencia legal” en el país, porque, según los impulsores de la medida, “no queremos hispanos en nuestra ciudad”.
Mientras tanto, los latinos seguimos mirando futbol y novelas como si nada estuviese pasando.