En poco tiempo, quizá en sólo un par de generaciones, la humanidad podría alcanzar su anhelado deseo de tomar control de su propio destino y recrearse a sí misma decidiendo en qué direcciones evolucionar, según el académico, empresario y autor Juan Enríquez, presidente y gerente general de Biotechonomy (www. biotechonomy.com).
Según Enriquez, así como el prehistórico homo habilis (capaz de usar herramientas) alguna vez cedió su lugar al homo sapiens (capaz, pero no siempre, de usar su razón), nosotros también eventualtemente dejaremos nuestro lugar al futuro homo evolutis, “una nueva especie humana con extraordinarias habilidades”.
Enriquez anticipa que a partir de nuestros nietos ya se vislumbrará el nuevo homínido, “una criatura en parte mecánica y en parte regenerada”, capaz de deliberadamente controlar su propia evolución por medio de “la rápida acumulación de mejoras pequeñas y útiles”.
Estas afirmaciones, a pesar del tinte de ciencia ficción que parece cubrirlas, deben ser tomadas con toda seriedad, ya que provienen de alguien con impecables credenciales. Además de su trabajo en Biotechonomy, Enriquez es el director y fundador del Proyecto de Ciencias de la Vida de la Escuela de Negocios de Harvard.
Enriquez también fue parte de un viaje oceánico mundial de descubrimientos de nuevas especies y anteriormente se desempeñó, entre otros puestos, como director de la Corporación de Desarrollo Urbano de la Ciudad de México y como jefe de gabinete de la Secretaría de Estado de México.
Sin poseer la variada y sólida formación académica y empresarial de Enriquez, resulta difícil evaluar la exactitud de su afirmación sobre la próxima aparición de una nueva especie de seres humanos, pero precisamente por esa misma formación académica y empresarial resulta difícil desestimar esa aseveración.
Quizá sea verdad que nuestros nietos serán tan distintos de nosotros (tanto en apariencia física como en habilidades mentales) como nosotros lo somos de nuestros prehistóricos antepasados. Pero si Enriquez está en lo correcto, el cambio se producirá en cuestión de décadas, no milenios.
Asumiendo que el cambio se producirá tal y como Enriquez lo anticipa, y que nuestros nietos pertenecerán a una nueva humanidad, ¿qué significa para nosotros hoy en Estados Unidos esa futura irrupción evolutiva?
Significa una inmensa e inevitable responsabilidad para todos, pero especialmente para los hispanos, ya que, según el Dr. Carlos Cortés de la Universidad de California en Riverside, casi el 70 por ciento de los menores de 10 años en este país son hispanos.
En otras palabras, combinando ambos análisis, podría decirse que la mayoría de los primeros integrantes de la nueva humanidad van a ser descendientes de hispanos. Nuestros descendientes.
Me mortifica pensar que en pocos años mis nietos serán organismos cibernéticos que quizá me verán como una especie obsoleta rumbo a la extinción. Pero me aterra aún más pensar en la enorme responsabilidad cultural, social y educativa que yace frente a nosotros y que quizá, por incapacidad o por negligencia, no sepamos o no podamos asumir.