Menu

Proyecto Visión 21

¿Por qué yo sí tengo que trabajar gratis?

Francisco Miraval

Desde que comenzó el año, varias personas y organizaciones me han llamado para pedir mi ayuda o mis servicios y todos esos llamados tienen por lo menos dos elementos importantes en común. Primero, se trata de proyectos comunitarios con los que vale la pena cooperar. Segundo, quieren que lo haga gratis.

Es cierto que la economía está mejorando y es cierto que eso no significa que haya menos necesidad o menos personas que a quienes debamos extender una mano de ayuda. También es cierto que todos tenemos la responsabilidad moral de colaborar tanto como podamos y cada vez que podamos para mejorar la calidad de vida de nuestra comunidad (y del mundo).

¿Pero por qué a mí siempre (o eso me parece) me piden que trabaje gratis?

Debo decir que, gracias a las bendiciones del espíritu universal, no me faltan ni contratos ni trabajo.  Y debo decir que, en gratitud y reconocimiento a esas bendiciones (que, como toda bendición, son inmerecidas), colaboro tanto como puedo con cuanto proyecto digno de respaldo puedo colaborar.

Pero de allí a exigir que mis servicios (o los de cualquier otro sean sin compensación, cuando a la vez quien me pide ese “favor” no deja de percibir sus ingresos y se beneficia de mi trabajo, me parece en el mejor de los casos algo problemático y, en el peor, totalmente injusto.

“No tenemos presupuesto”, me han dicho. ¿Y desde cuando la carencia de presupuesto de ellos significa que yo tengo que ofrecer mis servicios gratuitamente?

“Tienes que pensar en tu comunidad”, también me han dicho. Estoy totalmente de acuerdo: nunca debo olvidarme de ayudar a mi comunidad. ¿Pero por qué no piensas también tú en mi comunidad y entonces tú también haces las cosas gratis?

Insisto en que todos los llamados que he recibido son para causas dignas de admiración y que, por eso mismo, necesitan nuestra ayuda. ¿Pero a quién realmente estamos beneficiando si simplemente regalamos años de educación y experiencia como si nada valiesen?

Aún peor, me ha tocado ver que algunos de los consejos que he ofrecido y algunas de las sugerencias que he compartido luego se incorporan en planes de trabajo, en propuestas de empleo, o en pedidos de subsidios que luego benefician directamente los ingresos de las otras personas.

Sé muy bien que muy pocas de las oportunidades que me llegan son para mí, ya que la gran mayoría de las oportunidades son para compartir con otros. Y si ellos pueden aprovecharlas, pues que así sea. Y si, al hacerlo, ayudan a la comunidad, aún mejor.

Pero ya no acepto que se confunda mi disposición de ayudar con la exigencia o la expectativa de siempre y únicamente deberá ofrecer mis servicios gratis. Seguiré ayudando toda y cada vez que pueda. Eso no va a cambiar. Pero creo que ya pasó la época de que “porque lo conozco le voy a pedir que lo haga gratis”.

No me molesta ayudar. Pero no asuman de que siempre puedo  o debo hacerlo gratis.

Go Back

Comment

Blog Search

Blog Archive

Comments

There are currently no blog comments.