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Proyecto Visión 21

¿Qué palabra o idea te impide avanzar?

Recientemente, y por casualidad, tuve la posibilidad de conversar con un educador, ya jubilado, a quien le pedí que me diese su definición de “educación”. El veterano docente inmediatamente respondió que, para él, educación consiste en determinar cuáles son las palabras que se interponen en el progreso de los estudiantes y ayudar a esos estudiantes a superar ese obstáculo.

Siempre hablando sobre estudiantes en los primeros grados de la escuela primaria, este educador compartió varios ejemplos sobre estudiantes que, cuando llegan a una palabra que no conocen, allí se quedan, sin saber qué hacer e incluso sin pedir ayuda.

Pero esos son los casos más fáciles de resolver, me dijo el educador, porque el estudiante reconoce que repentinamente se encontró con algo que él o ella no sabe. Por eso, en el contexto adecuado y las técnicas correctas, se puede ayudar a ese estudiante a aprender y entender la “nueva” palabra.

Otro caso, un poco más complejo, es el de aquel estudiante que, cuando llega a una cierta palabra (sea en la escuela o en la vida en general) cree que ya conoce lo que esa palabra significa, cuando en realidad conoce un solo significado de la palabra. Como consecuencia, el estudiante llega a conclusiones erróneas (y en muchos casos absurdas y cómicas) sobre lo que lee o escucha.

Estos casos son más difíciles de resolver porque el estudiante involucrado asume que entendió lo que leyó o escuchó, cuando en realidad no lo entendió. Y el tema también es complicado porque los niños pequeños, dijo el educador, no siempre entienden con facilidad que una misma palabra puede tener más de un significado. (Piénsese en todos los significados de “uno”.)

Basándose en la sabiduría y experiencia acumulada a lo largo de los años y, dicho sea de paso, en varios títulos universitarios avanzados, el veterano educador me indicó que existe un caso aún más complicado que el del estudiante que no sabe el significado de una palabra o que sólo conoce un significado de una palabra con múltiples significados. Y ese caso aún más complicado, me dijo, es el de los adultos, y especialmente los adultos profesionales.

¿Por qué? Porque al contrario de lo que lo hacen los niños (dejan de leer si no entienden una palabra), los adultos siguen leyendo y crean sus propios significados para las palabras o ideas que no entienden. El problema se agudiza entre los profesionales porque no pueden admitir que no saben algo.

Y entonces, dijo, esos adultos profesionales, en vez de trastabillar en la piedra de su ignorancia, siguen caminado por el camino de la ignorancia, creyendo que saben.

Parte de la razón, afirmó el educador, es que no se les ha enseñado a esos adultos (o no lo han querido aprender) a tomarse un momento de reflexión, de mirar hacia adentro, cuando se encuentran frente a un “pequeño misterio”, como el significado de una palabra o una idea desconocida.

Cada palabra o idea que te hace trastabillar es una gran oportunidad de autodescubrimiento.

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