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Proyecto Visión 21

El Día de Acción de Gracias comenzó en otro idioma y en otra dirección

Año tras año los niños aprenden en las escuelas que el primer Día de Acción de Gracias celebrado en lo que hoy es el territorio de Estados Unidos ocurrió en 1621 en Plymouth (hoy Massachusetts) cuando peregrinos llegados desde Europa celebraron su primera cosecha.

Aunque la celebración hoy se ha secularizado, en su origen era una fiesta religiosa para darle gracias a Dios por los favores recibidos.

Si se toman en consideración esos dos criterios (agradecimiento comunitario a Dios dentro de lo que hoy es territorio estadounidense), entonces queda claro que la celebración de los peregrinos en Plymouth no fue el primer Día de Acción de Gracias en esta tierra.

El 8 de septiembre de 1565, más de 600 españoles al mando de Pedro Menéndez de Avilés desembarcaron en lo que hoy es St. Augustine, Florida, e inmediatamente participaron de una misa y de una celebración comunitaria para agradecer la llegada al Nuevo Mundo.

Más importante, el 30 de abril de 1598, el español Don Juan de Oñate llegó junto con su expedición cerca de lo que hoy es la ciudad de El Paso, Texas, y allí celebró una misa y un banquete de acción de gracias, por haber tomado posesión de la tierra (desde entonces llamada Nuevo México) en nombre de Dios y del Rey de España.

En otras palabras, el primer Día de Acción de Gracias en territorio estadounidense no fue en inglés, sino en español; no fue en el otoño, sino en la primavera; no fue en el noreste del país, sino en el suroeste; no fue con la tribu de los Wampanoag sino con la tribu de los Acoma; no fue con pavos y venados sino con pescados, patos y gansos.

Además, no fue una celebración realizada por protestantes (o separatistas, como se denominaba a los peregrinos) sino por católicos. Y en ninguno de los casos la subsecuente interacción entre colonizadores e indígenas fue tan pacífica como habitualmente se representa en las escuelas.

Dicho de otro modo, el movimiento colonizador no comenzó de este a oeste, como comúnmente se sostiene, sino de sur a norte, y solamente fue interrumpido por la fuerza, tras el conflicto bélico de 1846 a 1848 en el suroeste del país.

Estas observaciones no están motivadas por un deseo de revisionismo histórico, ni buscan causar ningún tipo de controversia, ni tienen como propósito disminuir en absoluto la importancia de separar un día al año para recordar con  gratitud todas las bendiciones recibidas.

Simplemente queremos enfatizar que, entre todas esas bendiciones, figura la de estar inmerso en una tradición que debemos reconocer y celebrar y que no debemos dejar que se pierda, no por un falso sentido de empecinamiento y encierro cultural, ni tampoco por una falsa competencia histórica, sino para celebrar nuestras propias raíces.

La verdadera acción de gracias consiste en expandir ese agradecimiento a varias dimensiones históricas y trascendentales, sin suprimir ninguna de esas dimensiones, sea que se trate de católicos o protestantes, europeos o nativos, del español o del inglés.

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