Menu

Proyecto Visión 21

Mi computadora y yo somos incompatibles con este mundo

En mi incesante esfuerzo por seguir perteneciendo a un mundo al que por edad, aspecto físico y tecnología pertenezco cada vez menos, la semana pasada decidí actualizar el sistema operativo de mi computadora, siguiendo el consejo de que la actualización debería ser automática.

La actualización fue automática y los resultados fueron automáticamente desastrosos. Tan pronto como terminé de actualizar el sistema operativo surgió una “incompatibilidad” por lo que la computadora dejó de conectarse con Internet.

Pensé que yo había hecho algo mal, pero pronto descubrí (usando otra computadora, claro) que el problema estaba en la actualización y que la conocida empresa que ofrece el sistema operativo más difundido en el mundo ofrecía un pequeño programa para corregir el problema.

Ese pequeño programa no solamente no corrigió el problema original sino que creó otros, para los cuales también encontré “soluciones” en el sitio de la empresa que vende el sistema operativo.

Lamentablemente, me enteré demasiado tarde que esas “soluciones” eran incompatibles con mi computadora, a la que ya ni siquiera podía usar porque algunos de los principales archivos ahora aparecían como “corruptos”.

Lo que comenzó como un el noble esfuerzo de mantener a mi computadora actualizada y, por eso mismo, protegida, se transformó rápidamente en una verdadera pesadilla que duró dos días, al punto que en un momento creí que lo más conveniente era dar la computadora por perdida y con ella todo el contenido que estaba adentro.

Sin embargo, finalmente encontré la solución: re-instalar el sistema operativo y los programas originales que venían en la computadora cuando la compré hace tres años. Y al cabo de varias horas de trabajo, logré hacerlo, evitando así una potencial tragedia.

Esta experiencia, que puso a prueba mis nervios y mi paciencia, me enseñó dos importantes lecciones. Primero, no siempre estamos listos para el cambio ni el cambio siempre es bueno. Y no debe confundirse cambio con actualización ni actualización con progreso, ya que se trata de conceptos distintos.

Además, al reinstalar el sistema original y tener que actualizarlo para que funcione adecuadamente, descubrí que desde que compré la computadora hasta ahora ya se habían distribuido casi cien nuevas actualizaciones, muchas de las cuales no estaban instaladas en mi sistema, agravando así la incompatibilidad.

Con las personas pasa exactamente lo mismo: hay tantos cambios y tan rápidos que no podemos lidiar con todos ellos a la vez, por lo que en algún momento u otro, tarde o temprano nos encontramos que ya no pertenecemos a la realidad y que ya ni siquiera podemos comunicarnos con esa realidad.

Ese hecho me lleva a la segunda lección: a veces lo único que podemos y debemos hacer para seguir adelante es volver al principio y retornar a nuestros orígenes.  De nada sirve continuar agregando “novedades” a nuestra vida si lo único que hacen, como las “soluciones” para mi computadora, es crear nuevos y más grandes problemas.

Nuestra vida es demasiado importante como para vivirla dependiendo únicamente de las últimas novedades y desconociendo y hasta negando nuestros orígenes.

Go Back

Comment

Blog Search

Blog Archive

Comments

There are currently no blog comments.