Menu

Proyecto Visión 21

Nada se puede hacer cuando nuestros propios dirigentes son nuestros peores enemigos

La tarea parecía sencilla: conversar con una cierta dirigente comunitaria para presentarle un proyecto gratuito de capacitación y desarrollo personal a largo plazo, enfocado en solidificar las bases financieras de la familia. Pero ni la tarea fue sencilla ni hubo comunicación.

“Voy a ser clara, Francisco”, me dijo esta persona que supervisa decenas de programas comunitarios en la ciudad en la que vivo. “Dios nos trajo aquí para ser pobres y no debemos ayudar a nadie a que salga de la pobreza porque no es lo que Dios quiere”. 

Ni estadísticas, ni razonamientos, ni historias personales, ni siquiera una apelación al sentido común sirvieron por lo menos para establecer un diálogo con esa persona. Para ella, no había nada que escuchar ni que debatir. Se mantuvo tan cerrada en sus opiniones como Alexei Karenin con las suyas, ambos creyendo cumplir con lo que “Dios” quiere para nosotros. 

Pero ese no fue el único caso. Recientemente me pidieron hablar con un conocido dirigente, supervisor de un masivo proyecto comunitario al noroeste de mi lugar de residencia. Se trata de una persona de gran influencia en la región. Y una vez más, la meta era establecer una cooperación para facilitar el acceso de la comunidad con el nuevo futuro.

La respuesta fue inmediata: “Eso (el futuro) no existe y la comunidad no lo necesita”. Tampoco en este caso hubo diálogo, ya que todo intento de hablar fue respondido con un aumento en el volumen de voz del (supuesto) dirigente, indicando así que no tenía intención alguna de escuchar. 

Aunque sin apelar a ninguna divinidad, quedó muy claro que él “cerraría la puerta” a todo intento de comunicación con “su” comunidad.

Y esos son nuestros líderes. Lucen como nosotros, hablan como nosotros, comen lo que nosotros comemos, van a los lugares a los que nosotros vamos, pero están en contra de nosotros. Nos mantienen pobres (como el primer caso) y aislados (como el segundo caso). 

No los hemos elegido. Nadie los votó. Ellos mismos se adjudicaron el lugar que ahora ostentan. Y nosotros los dejamos que allí se queden. Los reverenciamos cuando pasan. Los aplaudimos. Nos tomamos fotografías con ellos. Los escuchamos con admiración y no osamos cuestionarlos. Tratamos como salvadores a quienes son nuestros peores enemigos. 

Se trata de mentes cerradas que se han acostumbrado a escuchar una sola voz (la suya propia, a la que consideran como “la” verdad) y que, incluso inconscientemente, manipulan a otros para que acepten esa “verdad”, aunque esa “verdad” signifique para nosotros quedarnos pobres, aislados, ignorantes, desesperanzados y separados del futuro. 

Esos “dirigentes” luchan contra falsas amenazas, crean conflictos inexistentes, pelean contra enemigos ficticios. Y no tienen seguidores, sino sólo adictos quienes, por eso mismo, permanecen ciegos a los verdaderos enemigos de sus vidas. 

Y mientras esas mentes y corazones pequeños nos “dirigen”, la inteligencia artificial ya lee la mente humana, los científicos buscan otro planeta porque esta quizá ya no tenga salvación, y el nuevo futuro ya es una realidad. ¡Por favor, abramos los ojos!

Go Back

Comment

Blog Search

Blog Archive

Comments

There are currently no blog comments.