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Proyecto Visión 21

¡Encontraron al tiburón megaboca! ¿O era megadientes?

Francisco Miraval

En su insaciable e interminable deseo de atraer a nuevos televidentes, algunos canales de televisión que antes se enfocaban realmente en temas de ciencia ahora han cambiado su enfoque y realizan “producciones” o “documentales” en los que la realidad y la fantasía se entremezclan de tal manera que a veces resulta difícil separarlas.

La semana pasada, por ejemplo, miré un programa en el que se relataban los esfuerzo de un grupo de científicos para filmar el llamado tiburón megaboca, un tiburón que, como su nombre lo indica, tiene un gran boca, más grande que la de los otros tiburones. Según se dijo, ese tiburón sólo fue descubierto hace poco más de 30 años y nunca se había filmado un ejemplar vivo.

Nunca, obviamente, hasta los últimos cinco minutos del mencionado programa en los que, como por arte de magia, o como si el tiburón leyese el libreto y le anunciasen cuándo salir a escena, los científicos lograron filmar a un “megaboca”. ¿Por qué será, dicho sea de paso, que todo siempre parece resolverse en los últimos cinco minutos del programa?

Debo decir que el descubrimiento del tiburón megaboca me dejó pensando. Después de todo, resulta extremadamente interesante que un animal del tamaño del tiburón pase inadvertido a la humanidad hasta recientemente. Uno se pregunta qué otros animales, incluso de mayor tamaño, estarán todavía escondidos en el océano.

Como si alguien estuviese leyendo mi mente, el siguiente programa fue sobre el supuesto descubrimiento de que otro tiburón, el megalodonte (literalmente, “grandes dientes”),  que se creía extinto hace millones de años, todavía estaría vivo.

La idea de que animales extintos pueden todavía estar vivos no es nueva y a veces, como lo prueba el celacanto, eso es exactamente lo que sucede. ¿Pero puede un tiburón del tamaño de un pequeño barco existir sin ser detectado? El programa de televisión fue tan malo (parecía más bien una comedia de errores) que uno nunca sabrá la respuesta mirando ese programa.

Pero algo quedó muy claro. El supuesto documental sobre el supuesto megalodonte vivo no era un documental en absoluto, sino una “recreación” de lo que podría suceder si se hiciese una expedición para buscar al megalodonte y si ese animal realmente estuviese vivo. En otras palabras, era una historia inventada.

Y si ese programa era una historia inventada, con justa razón podemos creer que el anterior también lo era. Así que quizá ni el megaboca ni el megalodonte existan, o quizá existan los dos, o quizá exista sólo uno y el otro no. Pero es imposible saberlo sobre la base de los programas supuestamente “educativos”, ya que aparentemente esos programas están más interesados en entretener a la audiencia que en compartir información verdadera.

Y si esos programas nos engañan, ¿qué otros programas, libros y películas también nos engañan? ¿Qué se oculta cuando se distorsiona y se enloda la verdad? ¿Y por qué la ciencia necesita de falsos documentales para compartir verdaderas investigaciones? Quizá necesitemos descubrir un auténtico megacerebro vivo para finalmente limpiar la verdad.

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