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Proyecto Visión 21

¿Cuáles son las mayores preocupaciones sociales del mundo actual?

Vivimos en un mundo en el que el hambre, la pobreza, los cambios climáticos, la crisis energética y el terrorismo aparecen en las noticias constantemente y día tras día, por lo que podría suponerse que esos mismos temas constituyen las mayores preocupaciones de la sociedad actual. Pero parece que no es así.

Según un reportaje sobre el uso de Google difundida la semana pasada por el diario Clarín (Buenos Aires), la información que los usuarios más buscan en ese sitio tiene que ver sobre cómo mantener relaciones íntimas y sobre los distintos aspectos de esas relaciones.

Aparentemente, según esa fuente, cada día varias decenas de millones de búsquedas serias que piden respuestas serias giran en torno al sexo, con preguntas que anteriormente se realizaban quizá en privado hablando con padres, sacerdotes, maestros o médicos.

Al analizar el tono de las preguntas y la información solicitada, el reportaje deduce que la mayoría de quienes usan Google para buscar información sobre relaciones íntimas son personas jóvenes, concluyendo que esos jóvenes prácticamente se ven obligados a usar Internet porque carecen de otros interlocutores con quienes puedan conversar.

En otras palabras, para poder funcionar adecuadamente en el mundo real, estas personas deben primero ingresar al mundo virtual, demostrando así que en la vida real esos usuarios, sean de la edad que fuesen, carecen de relaciones interpersonales e intergeneracionales sólidas como para tener una conversación cara a cara con alguien.

El reportaje cita al psiquiatra italiano Stefano Pallanti, quien sostiene que numerosas personas “han trasladado su cerebro” a Internet. Por mi parte, tengo evidencia anecdótica que es así, ya que en varias ocasiones cuando hablo de ciertos temas, especialmente en ciertos círculos, la primera pregunta que recibo es “¿Y de qué página de Internet lo sacó?”

“De la que yo mismo escribí”, respondo a veces en broma, para luego puntualizar que no todo lo que uno dice o piensa proviene directa y acríticamente de Internet.

En mi opinión, dos son los resultados destacables de trasladar el cerebro a Internet: la inmersión permanente y casi irresponsable en el mundo virtual y el distanciamiento intergeneracional.

El primer resultado se ejemplifica con lo que sucede en un conocido sitio social de Internet, que anteriormente se usaba para comunicar información sobre lo que alguien hacía en la vida real y ahora se utiliza primordialmente para informarle a “amigos” de lo que alguien “hace” en  línea (como “regar” una “granja” virtual).

El segundo resultado se ejemplifica en la creciente tendencia, especialmente entre padres mayores de 45 años con hijos adolescentes, de contratar a investigadores privados para que espíen a sus propios hijos, para saber no solamente lo que hacen esos adolescentes (a dónde van, qué consumen), sino también qué sitios visitan en Internet.

Me preocupan el hambre, el desamparo, el tráfico de personas, el desempleo, las injusticias,  la discriminación y otros temas ya mencionados. Pero todos esos son problemas del mundo real. ¿Cómo los podremos resolver si la siguiente generación ya no vive en la realidad? Eso es realmente preocupante.

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