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Proyecto Visión 21

¿Cuántos árboles se necesitan como mínimo para tener un bosque?

La semana pasada en Argentina se declaró una epidemia, luego de que las autoridades sanitarias de aquel país sudamericano comprobasen la muerte de por lo menos 55 personas debido a la gripe A, antes llamada gripe porcina.

¿Cuántos enfermos son necesarios para que se declare una epidemia? Sin en vez de 55 víctimas mortales de la gripe A sólo hubiesen habido 54, ¿todavía no hubiese habido una epidemia?

Sea como fuere, la epidemia se declaró y, por eso, se cerraron las escuelas y las cortes, los cines, teatros y restaurantes se quedaron sin gente, y cambiaron los días y horarios de trabajo de los empleados públicos para que los padres pudiesen estar con sus niños.

Además, numerosos espectáculos públicos implementaron reglas de control de las multitudes, como que cada persona debía sentarse a por lo menos un metro de distancia de la persona más cercana.

Todas esas medidas (cuya efectividad es otro tema) se tomaron debido a 55 muertes en un país de 40 millones de habitantes. Cada muerte es trágica y se debe hacer todo lo posible para prevenirla, pero, ¿por qué prácticamente se paraliza al país por 55 muertes por gripe cuando en Argentina mueren más de 8.000 personas al año en accidentes de automovilísticos?

Cada día fallecen 22 personas en las carreteras de Argentina. Es decir, en dos días y medio hay tantas muertes prevenibles en las rutas como todas las muertes causadas por la gripe A. Pero, que yo sepa, nunca se declaró una “epidemia” de accidentes vehiculares ni se tomaron las medidas para prevenir esas muertes. ¿Será que la gripe A es una novedad mientras que los accidentes en las rutas ya se han hecho rutina?

Esa misma discrepancia se ve en otros lugares y en relación con otros temas. Por ejemplo, ¿cuántas personas tienen que morir para que se declare una guerra? Durante los ocho años de las guerras en Irak y en Afganistán murieron por lo menos 5.000 soldados de Estados Unidos (sin contar los soldados de otros países ni los civiles de Irak y Afganistán).

Durante ese mismo tiempo, según estadísticas del FBI, solamente en Los Ángeles murieron 8.000 personas de manera violenta. ¿Dónde entonces está la guerra?

Si se pide (con justicia) el final de las guerras y las muertes en Irak y en Afganistán, por el desperdicio de vidas y de recursos, ¿no debería pedirse de la misma manera o aún con más vehemencia el final de las muertes en Los Ángeles y en otras grandes ciudades del país?

Quizá, como en el caso de los accidentes automovilísticos en Argentina, ya nos hemos acostumbrado tanto a las estadísticas de los crímenes violentos en nuestras ciudades que esos números ya perdieron su horror y su dimensión humana.

¿Cuántas muertes hacen una epidemia? ¿Cuántas bajas hacen una guerra? ¿Cuántos árboles hacen un busque? ¿Y cuántos se necesitan para iniciar una revolución (en el estricto sentido etimológico de la palabra, y no en su violento significado moderno? ¿Un líder y doce fieles seguidores?

 

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