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Proyecto Visión 21

¿De qué sirve traducir si no sabemos lo que dice el texto original?

Francisco Miraval

 

En 1984, participé en Buenos Aires de un seminario sobre cómo traducir el texto bíblico a los idiomas modernos. En ese seminario, mi mentor, el Dr. Armando Vivante, hizo una pregunta que, aunque en aquel momento fue ignorada, recupera actualidad casi tres décadas después, porque la semana pasada se anunció la invención de un nuevo traductor universal.

Vivante, con su inconfundible voz y su innegable autoridad, les preguntó a las varias docenas de “expertos” reunidos en aquel seminario: ¿De qué sirve hablar sobre traducciones si todavía no hemos entendido lo que dice el texto original?

Recordé aquella pregunta, que me ha acompañado desde entonces, al leer hace pocos días una historia en la que se afirma que Microsoft estaría a punto de construir un auténtico “traductor universal”. De hecho, no es tan “universal”, ya que por lo menos en un principio el artefacto se limitará a 26 idiomas y la traducción será solamente al inglés.

Según la información provista, el usuario del traductor deberá hablar en su idioma al artefacto, que traducirá al inglés y en la voz del usuario lo que se haya dicho. La meta, según la historia en Mail Online, es que personas que no hablan inglés puedan comunicarse con angloparlantes. Además, el nuevo artefacto podría ayudar a estudiantes de idiomas y la tecnología podría incorporarse en sistemas de navegación y en teléfonos inteligentes.

El traductor universal, según sus inventores, traduce frases completas, no solamente palabras, y manipula los sonidos para imitar el idioma natural y para que las frases sean lo más reales posibles.

En un primer momento esta nueva tecnología aparenta ser extremadamente útil, pero un poco de cuidadosa reflexión, de análisis y atención permite plantear algunas inquietantes preguntas.

Por ejemplo, dado que el traductor universal se usaba en la conocida serie de ciencia ficción Viaje a las Estrellas, ¿se está sugiriendo con la nueva invención que todos los inmigrantes y los extraterrestres (“alien” en inglés tiene ambos significados) deben obligatoriamente hablar inglés?

¿O quizá se trata de una manera de sancionar la validez del monolingüismo? ¿O de indicar la “superioridad” del inglés sobre otros idiomas?

¿Y hasta qué punto podemos y debemos depender de la tecnología para comunicarnos unos con otros? Creo que de la misma manera que tanto nos hemos deshumanizado que ya no podemos encontrar pareja si no lo hacemos en un sitio electrónico que nos revele nuestra “compatibilidad”, ahora ya no podremos comunicarnos con otros si no usamos un cierto artefacto.

¿Y hasta dónde un traductor universal puede traducir emociones, sentimientos, deseos, aspiraciones, segundas intenciones, engaños, malicia o bondad? Quizá la única razón por la que puede existir un traductor universal es porque nuestro idioma ya ha perdido su multidimensionalidad y lo hemos reducido a unas cuentas expresiones casi carentes de sentido

Aún más importante, la traducción, lejos de acercarnos, nos aleja del texto original, porque nos mantiene dentro de nuestro idioma. Por eso, ¿de qué sirve una traducción, por más universal e instantánea que sea, si desconocemos el significado original?

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