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Proyecto Visión 21

¿Para dónde vamos, para la izquierda o para la derecha?

Francisco Miraval

“¿Para dónde vamos, para la izquierda o para la derecha?”, le pregunté recientemente a mi esposa. Y no era una pregunta con tonos políticos, sino una situación muy real que necesitaba una respuesta inmediata.

Mi esposa y yo íbamos en nuestro vehículo circulando por una carretera al este de Denver cuando a la distancia detectamos luces amarillas parpadeantes, indicando un área con construcción. Ya más cerca, vimos dos camiones del Departamento de Transporte, con esas inmensas flechas amarillas luminosas en la parte de atrás para desviar el tráfico.

Pero había un problema: en uno de los camiones, la flecha apuntaba a la derecha y en el otro, a la izquierda. Tal contradicción en una zona de construcción en una carretera por la que habitualmente se circula a 120 kilómetros por hora no solamente resulta intolerable, sino hasta peligrosa.

Finalmente pasamos por esa zona de construcción sin problemas, aunque debo confesar que no sé cuál de los dos camiones tenía la flecha en la dirección correcta. Obviamente, uno de los dos estaba equivocado, pero no tuve tiempo como para detectarlo.

Me quedé pensando que algo similar nos pasa en la vida. Al recorrer el camino de la vida, a veces con más velocidad que otra y a veces con más cuidado que otras, nos encontramos con señales que nos piden que cambiemos de dirección, que nos salgamos del camino, que nos movamos a un lado o al otro. Y esas señales son frecuencia son contradictorias.

Nos dicen, por ejemplo, que no nos olvidemos de nuestras familias y que todo lo que hacemos lo debemos hacer para nuestras familias. Pero también nos dicen que nosotros somos responsables por nuestras acciones y que debemos hacer lo que personalmente creemos que debemos hacer.

Esa tensión entre un enfoque comunitario y un enfoque individualista con frecuencia genera serios problemas para quienes no encuentran un punto intermedio satisfactorio entre respetar los deseos de la familia y realizar cosas por cuenta propia.

O nos dicen que debemos creer en Dios porque, después de todo, este país (se dice) fue fundado en valores religiosos tradicionales y esos valores son la base de la grandeza de este país. Sin embargo, desde 2012, menos de la mitad de los residentes en Estados Unidos acepta esos valores religiosos (judeo-cristianos) tradicionales.

En otros casos, nos muestran imágenes de las bondades del mercado libre y cómo el mercado libre ayuda a combatir la pobreza y el sufrimiento en el mundo. Pero a la vez vemos imágenes sobre la deshumanización generada por un capitalismo extremo y tecnológico.

En definitiva, el camino de la vida para estar repleto de esos camiones con flechas amarillas apuntando simultáneamente en direcciones opuestas: individualismo vs. comunitarianismo, ser creyente vs. ser ateo o agnóstico, capitalismo vs. socialismo. Pero mientras tanto, tenemos que seguir viviendo y, en muchos casos, no contamos con el tiempo suficiente como para tomar una decisión.

Pero hay que seguir adelante, porque si esperamos hasta la salida final del camino de la vida, ya será demasiado tarde.

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