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Proyecto Visión 21

Cada latido del corazón representa al corazón pensando

Cada latido del corazón es una expresión del corazón pensando, sugiere un nuevo estudio que reveló que el corazón tiene su propio mini cerebro, un sistema nervioso complejo e independiente del cerebro. Repentinamente, expresiones como “corazón partido” o “corazón endurecido” adquieren una nueva dimensión.

El estudio, publicado en la revista Nature Communications, fue coordinado por el  Karolinska Institutet (Suecia) y de la Universidad Columbia (Estados Unidos). Los expertos encontraron que el corazón cumple “funciones avanzadas” gracias a que distintos tipos de neuronas en el corazón cumplen diferentes funciones.

Desde otra perspectiva, desde hace mucho tiempo que se han usado expresiones metafóricas contraponiendo el corazón y sus emociones al pensamiento lógico del cerebro. Sea como fuere, repetimos, cada latido es realmente un pensamiento. Y eso me resulta conmovedor.

Ya en el siglo 17, el pensador y matemático francés Blas Pascal decía “el corazón tiene razones que la razón no entiende” (o ignora), indicando que existen ciertas “verdades” o “experiencias profundas” (o sea como fuese que las quiera describir) que son irreducible a un pensamiento estrictamente lógico, deductivo y calculador.

El amor, la fe, la experiencia de lo divino, los valores personales, las intuiciones, en cualquiera de sus muchas expresiones, representan tanto la multidimensionalidad como la riqueza y la complejidad de la realidad humana. Eso no significa descartar la razón ni tampoco declarar “irracional” a esas emociones o experiencias. Pero debemos reconocer que no todo lo valioso, verdadero o auténtico puede ser explicado o encontrado en el pensamiento calculador.

Más cerca en el tiempo, Antoine de Saint-Exupéry escribe en El Principito aquello que “No se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”. Desconozco si de Saint-Exupéry sabía que los ojos son parte del cerebro, pero, dejando de lado ese tema, el famoso escritor francés sabía que vemos con el corazón, no con los ojos.

“Ver con el corazón” es una forma de conocimiento y percepción que no se basa únicamente en los sentidos físicos, sino en la intuición, la empatía y el afecto. Es recordar (del latín recordari, “volver a pasar por el corazón”) que existen ciertos niveles de la realidad que no pueden ser comprados, medidos, cuantificados o usados.

“Ver con el corazón” es un llamado a vivir una vida auténtica, es decir, aceptar y amar a los demás por lo que realmente son, no por lo que parecen ser o por lo que nosotros creemos que los son. Ver con el corazón implica superar consciente y constantemente nuestros prejuicios superficiales y reconocer la esencia única y valiosa de cada persona.

Finalmente, en nuestra época, el Dr. Otto Scharmer habla, en su Teoría U, de un “corazón abierto”, es decir, un estado de presencia consciente que nos vuelve más receptivo al mundo interior y exterior, permitiéndonos así acceder a un nivel más profundo de comprensión.

Con cada latido entramos en un nuevo futuro. Ya es hora de vivirlo, no de planificarlo o calcularlo. Como dijo Rumi, “Cuando el corazón habla, la mente encuentra su camino.”

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