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Proyecto Visión 21

La adicción al pasado resulta tan perniciosa como toda otra adicción

Francisco Miraval

Recientemente me encontré con varias personas que tienen una interesante adicción ya que son adictos al pasado. Y como todo otro adicto, creen que pueden controlar su situación y no ven las nocivas consecuencias de su conducta sino hasta que ya es demasiado tarde.

Cuando hablo de adicción al pasado obviamente no estoy hablando de un serio interés por temas históricos o incluso el deseo de coleccionar objetos de otras épocas relacionados con eventos históricos. La adicción al pasado se refiere a considerar que un cierto momento del pasado de una persona es el único “momento verdadero” en la vida de esa persona.

Conozco, por ejemplo, a una persona que con frecuencia me dice “En dos años me regreso a mi país”. Pero ya vengo escuchando esa frase de esa misma persona desde hace unos 20 años y nunca se regresó a su país. Mientras tanto, nunca ha buscado un trabajo permanente ni ha dejado que sus hijos estudien en la universidad.

Alguien más recientemente me comentó que todo el dinero que gana lo envío a su pueblo natal donde está construyendo una casa para que él, su esposa, sus hijos, y eventualmente sus nietos vivan allí. Y la casa de este hombre en su pueblo natal estará junto a la casa de sus padres y será “más grande” que la casa de sus padres.

El problema es que, mientras tanto, su familia pasa penurias en el país en donde viven y en donde crecieron sus hijos. Tantas dificultades enfrentan que la esposa se separó. Además, los hijos, ya grandes, han hechos sus vidas y no tienen intenciones de mudarse con sus familias a un país que no conocen.

Esos ejemplos (que son solamente ilustrativos de situaciones altamente complejas) podrían multiplicarse y expandirse ya que, con cambios tan rápidos y constantes, resulta fácil refugiarse en el pasado y especialmente en un momento agradable del pasado para escapar de un presente que nos oprime y un futuro que nos excluye.

Pero encerrarse en el pasado crea resentimiento hacia el presente e impide construir al futuro.

Como toda adicción, la desmesurada adicción al pasado (que es muy distinta de conocer la historia y de honrar las tradiciones) lleva a las personas a conductas autodestructivas, como olvidarse de claras responsabilidades familiares o sociales, acudir a conductas antisociales, y, eventualmente, llenarse de negatividad hacia todo y todos.

Debido a que el pasado muchas veces representa una etapa de seguridad estrechamente conectada con algunas de las personas más cercanas a nosotros, como los padres o los abuelos, la adicción al pasado incluye un alto componente emocional que, en muchos casos, impide todo diálogo sobre el impacto que la adicción tiene en la vida de la persona afectada.

¿Cómo se libera uno de tal nociva, pero pocas veces reconocida adicción? Como el caso de todas las otras adicciones, reconocer la adicción y conectarse con un grupo de apoyo será de ayuda. Pero la mejor manera es conectarse con la mejor posibilidad futura de nuestro propio ser.

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