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Proyecto Visión 21

La culpa es nuestra por no escuchar ni a los sabios ni a la historia

En el contexto de la pandemia, profesionales de salud expresan una y otra vez sus consejos para evitar nuevos contagios y para mantenerse saludable tanto mental como físicamente en el marco de una cuarentena y de una incertidumbre que, querámoslo o no, nos afectan a todos nosotros a veces de maneras inesperadas. 

Entre esos profesionales figura un médico italiano que propuso un enfoque “amplio e integral” para enfrentar a la pandemia, no solamente por su impacto como una enfermedad, sino también por su impacto en la sociedad y en la economía. Y, en ese contexto, según este médico, se busca incesantemente la cura. 

Algunos de los consejos que este médico italiano compartió figuran comer alimentos limpios y saludables, limpiarse las manos y limpiar las cosas que uno toca y pasar tanto tiempo al aire libre como sea posible. 

Además, dijo el médico, es necesario reconocer que la pandemia nos llena la mente de emociones y de tensiones. Y esas tensiones, ese estrés, “es donde se alojan las enfermedades”. Dicho de otro modo, no se trata solamente de combatir la pandemia en sí, aunque eso debe hacerse, sino que también se deben combatir “los males sociales” que agravan la pandemia. 

El ejemplo que provee este médico italiano es simple y directo: para no contagiarse hay que mantenerse limpio, pero, si alguien carece de los recursos necesarios (por ejemplo, para acceder a cuidados médicos o para satisfacer las necesidades básicas de la vida), entonces no se podrá evitar el contagio.

El médico en cuestión, y ya es hora de decirlo, es Marsilio Ficino, quien vivió en el siglo 15 (1433-1499) y quien proveyó esos consejos, aún válidos, hace más de 500 años luego de que plagas y epidemias afectasen Italia cuatro veces durante su vida. 

Seamos aún más claros: hace medio milenio un médico italiano ofreció consejos contra la pandemia que aún hoy usamos. Sin embargo, luego se escucha en los medios y dicho por las autoridades que “nadie podía anticipar la pandemia” y que “nos tomó por sorpresa y no sabíamos qué hacer”. 

Eso es simplemente una gran mentira. 

Sería mejor decir que “Hemos decidido ignorar la historia, cercana y lejana, y, por eso, creemos que somos los primeros en vivir lo que ahora vivimos”. Aún mejor, sería un gran momento de honestidad reconocer que “Preferimos ser ignorantes y mantener a otros ignorantes para poder así controlarlos”. 

¿Por qué nos mantenemos ignorantes? Porque pensamos que nunca nos iba a pasar a nosotros. Nos escondemos detrás de la ciencia y de la tecnología y nos autoproclamamos “inteligentes” o, aún peor, “más inteligentes” que nuestros antepasados. Pero luego llega un virus y pone en jaque al planeta. 

En definitiva, no escuchamos ni a los sabios ni a la historia porque creemos saberlo todo. Y ese es el mayor pecado y el peor error de cálculo en el que la humanidad actual ha caído: hubris, esa desmesura de la que ya hablaban los griegos, advirtiendo sobre el destructivo narcisismo en la que se basa. 

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