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Proyecto Visión 21

La peligrosa intersección de inmigración con religión y raza

El debate sobre inmigración, tanto en Estados Unidos como en muchos otros países, siempre resulta acalorado y bastante irracional. Pero en las últimas semanas he notado una preocupante irrupción de elementos relacionados con raza y con religión al hablar de inmigración.

Específicamente, un grupo de ciudadanos mexicanos ahora residentes en Utah envió una carta-documento al Presidente Felipe Calderón para pedirle que se les negase visa de ingreso a México a misioneros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (mormones) debido a que legisladores de esa fe propician leyes anti-inmigrantes.

El documento, que sólo recibió una respuesta formal por parte del gobierno mexicano, enumera entre las razones para fundamentar la cancelación de las visas el hecho que mientras los mexicanos (y los hispanos en general) son católicos y mestizos, los mormones son mayormente anglosajones.

En otras palabras, más allá de todo aspecto legal (sea a nivel local o federal) o de acciones diplomáticas para revertir una situación muy incómoda para ciudadanos de un cierto país, estos dirigentes de Utah consideran que las diferencias de raza y de religión deben ser razones suficientes para cerrarles la frontera a ciertas personas.

Aunque entiendo y comparto el deseo de prevenir la implementación de leyes anti-inmigrantes inspiradas en la ley SB1070 de Arizona (entre otras cosas, porque ni siquiera se ha determinado si esas leyes son constitucionales), creo que resulta, en el mejor de los casos, imprudente y en el peor de los casos peligroso acudir a argumentos inmigratorios basados en raza o en religión.

De hecho, esos han sido precisamente los argumentos que previas administraciones estadounidense esgrimieron para aprobar e implementar medidas anti-inmigrantes. El Acta de Exclusión de Chinos de 1882 es un claro ejemplo. (Fue abolida recién en 1943, debido a la Segunda Guerra Mundial).

¿Y qué decir de la manera en que irlandeses e italianos fueron tratados durante la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX, por ser católicos? Se dudaba que los católicos pudiesen ser suficientemente estadounidenses. (Recuérdese el debate sobre ese tema con respecto al Presidente Kennedy.)

Después del 2001, los seguidores de una de las grandes religiones mundiales (Islam) se transforman lamentablemente en sospechosos solamente por la fe que profesan o la apariencia que presentan, como queda claro en numerosas historias publicadas por los medios.

No soy ni católico, ni mormón ni musulmán. Ni tampoco soy mexicano, italiano o árabe.  Simplemente me preocupa que se responda a insostenibles actitudes nativistas con cuestionables actitudes nativistas, ya que se corre el riesgo de interrumpir todo diálogo y de acentuar el conflicto.

Entiendo y comparto del deseo de desenmascarar la hipocresía de aquellos que proclaman profesar una cierta religión pero luego en los hechos no demuestran las características de amor y compasión que predica esa fe. Pero debemos ser honestos y reconocer que la hipocresía no es un problema exclusivo de un solo grupo religioso.

Ya es bastante difícil hablar de inmigración. Si ahora le sumamos raza y religión, el debate será casi imposible.

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