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Proyecto Visión 21

La reforma inmigratoria está sucediendo y está funcionando

Francisco Miraval

La reforma inmigratoria está sucediendo y está funcionando, pero no en el nivel que nos gustaría ni de la manera que nos gustaría.

Según un reciente informe preparado por la Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales (NCSL, en inglés) en lo que va del año las distintas legislaturas aprobaron 198 leyes relacionadas con inmigración, de las cuales 18 ya entraron en vigor.

En ese mismo período, los legisladores de 45 estados debatieron (pero sin llegar a aprobar) 1.267 proyectos de ley relacionados con inmigración. Como comparación, durante el 2007, se aprobaron 182 nuevas leyes inmigratorias estatales

La mayoría de estas leyes se relacionan con sanciones para empleadores que a sabiendas contraten a trabajadores indocumentados y con la exigencia de verificar la situación inmigratoria de los potenciales empleados o de las personas que soliciten ciertos beneficios públicos.

Según William T. Pound, director ejecutivo de la NCSL, los estados “quieren responder ellos mismos a los desafíos inmigratorios ya que el Congreso (federal) no lo hace”.

Pero estas leyes, o “soluciones creativas” como las llama Pound, no se limitan sólo a los estados, sino que condados y ciudades ya están también aprobando sus propias leyes y ordenanzas sobre inmigración.

Por ejemplo, el consejo municipal de Fremont, Nebraska, intentó prohibir el alquiler de viviendas a personas que no pudiesen verificar “presencia legal” en el país. (La iniciativa fue derrotada por un voto cuando el alcalde votó en contra.) En Denver, el 12 de agosto la ciudadanía decidirá en las elecciones municipales si se autoriza a la policía a incautar los vehículos de presuntos indocumentados.

Como resultado de estas leyes, del accionar del gobierno federal (que creó una “atmósfera de miedo” según Robert Suro, de la Universidad del Sur de California), y de la situación económica adversa (¿habrá una conexión causal entre esos factores?), se estima que 1,3 millones de inmigrantes, con o sin papeles, dejaron recientemente Estados Unidos para ya no regresar, de acuerdo con un reciente reporte del Centro de Estudios de Inmigración (CIS, en inglés), un grupo de análisis basado en Washington, D.C.

Cabe aclarar que no todos los expertos están de acuerdo con la metodología y las conclusiones del reporte preparado por CIS.

Sea como fuere, a las leyes inmigratorias de estados, condados y ciudades y a la presión económica para dejar el país, se le suma ahora la llamada Operación Fecha de Salida, implementada desde la semana pasada por la Oficina Policial de Inmigración y Aduanas (ICE, en inglés).

Esta iniciativa es básicamente un programa de autodeportación por el que se invita a los inmigrantes indocumentados sin antecedentes penales a presentarse voluntariamente ante las autoridades de inmigración para ser deportados.

Quienes acepten la oferta no serán detenidos y tendrán varias semanas para poner sus asuntos en orden antes de abandonar el país.

En definitiva, la reforma inmigratoria está sucediendo, pero no a nivel federal. Y está teniendo éxito, ya que ha provocado el desplazamiento forzado de millones de personas.

Pero como esta “reforma” es gradual y local, ni siquiera la vemos.

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