Menu

Proyecto Visión 21

Las máquinas ya leen nuestra mente y nosotros no leemos las de ellas

Hace 90 años, Carl Jung escribía, citando a Heráclito, que la humanidad corre en la dirección opuesta a la que quiere o debe dirigirse. Mi mente pequeña de poco sirve para entender las ideas de uno u otro destacado pensador, pero eso no significa que de alguna manera uno no pueda sentir, aunque no verbalizar, la verdad de esa afirmación.

Todo indicaría que, tras miles de años de progreso, evolución, civilización, o como quiera llamárselo, ya deberíamos haber resuelto muchos de los problemas que nos aquejan y ya deberíamos haber alcanzados las metas por las que trabajaron y que sólo podían soñar nuestros antepasados.

Pocas dudas quedan que en nuestra época contamos con los conocimientos, la ciencia y la tecnología como para terminar con el hambre y la pobreza a nivel mundial. Y quizá hasta podamos brindar una educación decente (es decir, liberadora) a casi todos en el planeta, así como servicios médicos a muchos, sino a todos.

Pero ese mismo “progreso” que nos ha llevado a la globalización de la tecnociencia, también parece habernos llevado al olvido del pasado y la incertidumbre del futuro, es decir, a vivir sin saber ni de dónde venimos ni a dónde vamos, pero habiéndonos olvidado de ambas preguntas y luego habiéndonos olvidado de nuestro propio olvido.

Después de todo, ¿quién tiene tiempo o deseos de leer 2500 años de pensamiento occidental? Seamos honestos: ni siquiera nos tomamos pocos minutos para meditar, aunque estudio tras estudio demuestra que unos pocos minutos de meditación diaria generan importantes beneficios para la mente y para el cuerpo.

Queremos perpetuar un pasado que nunca existió, que es sólo el invento de una melancólica y nostálgica imaginación. Queremos imponerles a otros, incluso por la fuerza, la idea de que nuestro presente es el único que merece ser vivido y que cualquier otra expresión del presente, por apartarse de la nuestra, merece ser discontinuada. Y, por eso, no queremos abrirnos al futuro.

De hecho, tanto no queremos abrirnos al futuro que creemos que si no logramos nuestros objetivos (a nivel personal, comunitario, o nacional), la única alternativa es el fin del mundo. Nos creemos en control del Apocalipsis (entendido en la versión de Hollywood.) Y por eso nos gusta propagar el miedo y hasta nos acostumbramos a vivir con miedo.

Obviamente, no todos somos así. Existe un considerable número de personas que, como Heráclito y Jung, son conscientes de lo que otros permanecen inconscientes. Son conscientes que estamos yendo precisamente en la dirección opuesta a la proclamamos ir. Y estamos corriendo en esa dirección.

Y mientras nosotros no nos conocemos a nosotros mismos, las máquinas, como AlterEgo (creada por estudiantes de MIT), pueden leer nuestros pensamientos inconscientes al detectar pequeños movimientos neuromusculares en nuestros rostros.

AlterEgo sabe lo que pensamos cuando nosotros no sabemos lo que pensamos ni tampoco sabemos lo que piensa AlterEgo (asumiendo que piensa).

Quizá un día los descendientes de AlterEgo descubrirán por qué los humanos, a pesar de nuestro potencial, sólo somos realmente buenos en autodestruirnos.

Go Back

Comment

Blog Search

Blog Archive

Comments

There are currently no blog comments.