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Proyecto Visión 21

Ley “imposible” generaría consecuencias negativas para la salud de inmigrantes

Hace cuatro años (abril del 2006) leí el resumen de un reporte, preparado por un psicólogo de Utah, en el que se detallaban las negativas consecuencias para la salud que sufren los inmigrantes a causa de ser discriminados. ¿Qué pasaría con la salud de esos inmigrantes si la discriminación se legalizase?

 Repasemos primero lo que decía el Dr. Patrick Steffen, profesor de psicología clínica en la Universidad Brigham Young (BYU).  Según Steffen, las personas que son víctimas de racismo, o que perciben que lo son, sufren de insomnio y de depresión, como consecuencia de las tensiones que enfrentan.

 Ya en el 2003, Steffen había mostrado que el racismo causa un constante aumento en la presión sanguínea de quienes son objeto de actitudes racistas, afectando también el sistema inmunológico y la salud cardíaca de esas personas.

 En su reporte, Steffen expresó que desórdenes del sueño son “la conexión” entre el racismo y la depresión. Básicamente, la persona discriminada no puede dormir pensando lo que le sucedió. Y esa falta de sueño causa problemas para la vida social y laboral del afectado.

Steffen se enfocó específicamente en inmigrantes hispanos y encontró que, aunque el cambio de dieta y de actividades físicas afecta la salud de los inmigrantes latinos, el mayor impacto negativo en la salud de esos inmigrantes proviene de las tensiones causadas por la discriminación (real o imaginaria) que esos inmigrantes enfrentan.

Me acordé de ese estudio al leer otro reporte, en este caso publicado el pasado 20 de mayo por la Asociación Psicológica Americana (APA), en el que se afirma que la ley SB1070 de Arizona (que entrará en vigor recién a finales de julio) es “implícitamente discriminatoria” y, en consecuencia, será imposible implementarla de una manera ecuánime.

APA entrevistó al Dr. John Dovidio, experto en temas de relaciones sociales de la Universidad Yale. Según Dovidio, todos tenemos prejuicios y estereotipos, aunque hemos aprendido a controlarlos conscientemente.

Pero en momentos de presión y cuando se deben tomar decisiones rápidamente, es decir, cuando no hay tiempo para pensar, como les pasa frecuentemente a los policías, los estereotipos surgen automáticamente, llevando a una sistemática discriminación racial y étnica.

Dovidio sostiene que la educación en contra de prejuicios lo único que logra es poner a esos prejuicios en evidencia, pero no elimina las tendencias discriminatorias que todos tenemos en el subconsciente.  El entrenamiento limita los abusos, pero la actitud discriminatoria seguirá.

Y la situación podría agravarse de una manera extrema si los miembros de las fuerzas de seguridad, conscientemente o no, asumen que la nueva ley les permite expresar sus prejuicios en contra de los inmigrantes, dice el reporte de APA.

Vale la pena destacar que tanto Steffen como Dovidio sostienen en sus respectivos estudios que “volver a las raíces” y “conocer la historia y la cultura” del grupo al que uno pertenece permite solidificar la identidad personal y superar varios de los problemas antes enumerados.

¿Pero cómo podemos superar las consecuencias de la legalización de la discriminación? Los académicos no lo dicen.

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