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Proyecto Visión 21

Los números a veces revelan asombrosas realidades

Francisco Miraval

Los números a veces revelan asombrosas y complejas realidades. Por ejemplo, cada mes en Estados Unidos 50.000 hispanos cumplen 18 años y la gran mayoría de ellos (más del 90 por ciento) nacieron en Estados Unidos. Además, se anticipa que el fenómeno continuará por los próximos 20 años.

Eso significa, dicho de otra manera, que durante las próximas dos décadas más de 10 millones de hispanos estarán en condiciones de votar. Por eso, ya se dice que en las elecciones presidenciales estadounidenses del 2028 los hispanos no solamente elegirían al presidente sino que también podrían decidir el curso político del país.

En definitiva, cada año durante los próximos 20 años se sumará a la vida política y laboral una cantidad de jóvenes hispanos similar a la cantidad total de habitantes en la actualidad en ciudades como Denver, Colorado, o Louisville, Kentucky.

Aunque nunca sucederá en la vida real, resulta por lo menos interesante tratar de visualizar la fundación de 20 nuevas ciudades de más de medio millón de personas cada una habitadas solamente por jóvenes hispanos.

Pero hay otros números que también cuentan historias. Por ejemplo, durante una reciente conferencia, uno de los oradores mencionó que desde 1993 a la fecha por lo menos 6.000 personas murieron tratando de cruzar la frontera de México a Estados Unidos. Es una cifra atroz, porque estamos hablando de vidas humanas, no de simples estadísticas.

Dicho de otra manera, de promedio, cada año mueren unas 300 personas en su intento de cruzar la frontera. El número me llamó la atención porque, según estadísticas oficiales, 238 personas murieron entre 1961 y 1989 tratando de cruzar el Muro de Berlín que en aquella dividía a la capital alemana. Se estima que ese número es bajo y que la cantidad de total de víctimas sería de unas mil personas.

¿Es válido comparar el Muro de Berlín con la frontera méxico-americana? Seguramente no, pero, como no soy experto en geopolítica, me atrevo a hacerlo. Como también me atrevo a hacer otra comparación.

Como dije antes, cada año mueren unas 300 personas tratando de cruzar la frontera méxico-americana. Cada una de esas muertes es, sin lugar a dudas, una tragedia. Y por eso el tema merece la atención nacional e internacional que recibe. Pero esa zona no es el único lugar en el que 300 personas mueren anualmente de manera violenta.

Este año, por ejemplo, ya se cometieron unos 450 asesinatos en Chicago, más que la cantidad de soldados estadounidenses muertos en Afganistán en el 2012 (277) y cerca del máximo número de bajas estadounidenses en Afganistán en un solo año (499 en 2010).

Pero hay algo más. A la vez que unas 300 personas mueren anualmente tratando de ingresar en Estados Unidos, unas 320 personas mueren anualmente en accidentes de trenes en la zona metropolitana de Buenos Aires, Argentina.

¿Y cuántos niños (sí, niños) viajan solos en tren cada año de América Central a Estados Unidos? Más de 100.000. De ellos, más de 22.000 son raptados o asesinados.

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