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Proyecto Visión 21

Por favor, no mezclemos la marihuana con los accidentes nucleares

Francisco Miraval

La semana pasada, específicamente el 1 de abril (el Día de los Inocentes en Estados Unidos), recibí dos comunicados de prensa, uno sobre un festival de marihuana y otro sobre un accidente nuclear. Obviamente, ambos comunicados inmediatamente me parecieron sospechosos, tanto por el día (cuando mucho de lo que se publica es sólo broma) como por el contenido.

No fue difícil decidir cuál era el comunicado verdadero y cuál era el falso. La información sobre el festival de marihuana provenía de la oficina de prensa de una ciudad al noroeste de Denver y toda la información estaba correcta. Además, no había faltas de ortografía ni otros elementos que hiciesen pensar en una posible broma.

Por otra parte, el comunicado sobre un supuesto accidente nuclear en el oeste de Colorado provenía de una agencia de relaciones públicas que yo jamás había escuchado y, para mi sorpresa, incluía algunos errores gramaticales.

Además, varios medios ya estaban hablando sobre el festival en la ciudad al noroeste de Denver y ningún medio informó sobre el accidente nuclear en el oeste de Colorado.

Y, como si yo necesitase aún más confirmación, la marihuana recreativa es legal en Colorado (desde enero pasado) por lo que varios grupos y ciudades están organizando festivales para “celebrar” ese hecho, mientras que, hasta donde yo sé, no hay instalaciones nucleares en el oeste del estado y, por lo tanto, si esas instalaciones no existen, tampoco puede haber accidentes.

Tan seguro estaba yo de haber hecho correctamente mi trabajo de separar las bromas de la seriedad, la ilusión de la realidad, la mentira de la verdad, que me decidí a descartar la información sobre el absurdo accidente nuclear y a usar la información sobre el no menos absurdo pero ciertamente real festival de la marihuana. Pero entonces algo sucedió.

La oficina de prensa de la ciudad que supuestamente estaba organizando el festival de marihuana envió otro comunicado explicando que el comunicado anterior era solamente un broma y que, a pesar de lo erróneamente reportado en los medios, ese festival no existía ni se iba a realizar.

Y la agencia de relaciones públicas del oeste de Colorado envió otro comunicado indicando que el supuesto accidente nuclear no era una broma, sino algo real. No se trató de ningún accidente grave, sino de un camión con carga radioactiva que tuvo un percance cerca de una ciudad, obligando a tomar las precauciones del caso. Aunque el incidente no pasó a mayores, la activación de las medidas de seguridad causó preocupación entre los residentes.

En definitiva, lo que parecía real (un festival de marihuana en un estado en donde la marihuana es legal) no lo era y lo que parecía imposible (un accidente nuclear en el oeste de Colorado) resultó real.

En este caso, todo quedó claro. Pero me pregunto en cuántos otros casos la realidad y la irrealidad se confunden de tal manera que no podemos ni distinguir ni separar la una de la otra. Y me pregunto si vale la pena intentar hacerlo.

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