Menu

Proyecto Visión 21

Tener “papeles” no garantiza el cumplimiento de todos los sueños

Hace pocos días leí un comentario escrito por una persona nacida en América del Sur que recientemente recibió su ciudadanía estadounidense y ahora trabaja para una organización nacional a favor de  la reforma inmigratoria.

En su comentario, esta persona afirma que ahora que ella tiene la ciudadanía, podrá cumplir con su meta de alcanzar el “sueño americano”, ya que ahora tendrá “las mismas oportunidades” que todos para lograr ese sueño, si solamente le dedica el tiempo y el esfuerzo necesario.

Aunque la intención de la escritora es loable (alentar a que cada vez más inmigrantes lleguen a ser ciudadanos estadounidenses), y aunque la propuesta es fomentar una mayor participación cívica y política de esos nuevos ciudadanos, su enfoque de creer que la ciudadanía resuelve todos los problemas me resulta extremadamente simplista.

Ante todo, para muchos inmigrantes (incluso con sus documentos en orden, con alta educación y con excelente inglés), el “sueño americano” es una verdadera pesadilla. Además, hacerse ciudadano no garantiza que automáticamente se abran todas las puertas de oportunidades, ni tampoco que esas puertas se abrirán ni siquiera con mucho trabajo y esmero.

Debo indicar que soy ciudadano de Estados Unidos (y orgullosamente tal) desde hace muchos años y que estoy profundamente agradecido a este país, al que habitualmente me refiero como “mi país”, por las numerosísimas oportunidades recibidas.

Pero sería irresponsable de mi parte afirmar que todos mis problemas se solucionaron por el simple hecho de llegar a ser ciudadano de Estados Unidos y resultaría aún más irresponsable alentar a que otros inmigrantes tomen la importante decisión de adoptar una nueva ciudadanía sólo sobre la base de lograr un potencial “sueño”.

Basta recordar, por ejemplo, que los hispanos, por el simple hecho de ser hispanos, pagamos más por seguro médico, seguro de vida y seguro de automotor que los no hispanos. Además, pagamos intereses más altos en préstamos y en créditos. Y por lo general los hispanos ganamos de un 30 a un 50 por ciento menos que un no hispano con la misma experiencia y educación haciendo el mismo trabajo.

En otras palabras, un hispano debe trabajar de 10 a 12 horas diarias para ganar lo mismo que un no hispano gana en ocho horas. Pero aunque ganemos el mismo dinero, forzosamente gastamos más, por lo recién explicado.

Mucho más podría decirse sobre el acceso a cuidados médicos y a la educación superior, y sobre el alto índice de deserción escolar entre hispanos y la excesiva presencia de hispanos en las cárceles del país. ¿Dónde quedan entonces las “oportunidades equitativas”?

Además, muchos inmigrantes no buscan ni quieren el “sueño americano”, si ese “sueño” significa renunciar y abjurar de sus costumbres y tradiciones, es decir, perder su identidad individual y grupal.

Por mi parte, aliento sin reservas a todos los que puedan a que lleguen a ser ciudadanos de este gran país, mi país. Pero los aliento aún más a ser realistas y mesurados. Después de todo, la realidad no se guía por los comentaristas de los periódicos.

Go Back

Comment

Blog Search

Blog Archive

Comments

There are currently no blog comments.