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Proyecto Visión 21

El Titanic se hundió por seguir las reglas. Y a tu vida, ¿qué reglas la hunde?

Francisco Miraval

Según un libro recientemente publicado por el periodista investigador Senan Molony, una de las razones que provocó hundimiento del Titanic el fatídico 15 de abril de 1912 fue que la tripulación a cargo del barco “siguió estrictamente el protocolo naval”. Dicho de otra manera, si, en vez de ser tan estrictos hubiesen sido creativos, 1500 vidas se hubiesen salvado.

Más específicamente, según cuenta Molony en su libro El Titanic: Por qué chocó, por qué se hundió y por qué no tendría que haber navegado, la decisión de virar el barco a la derecha para evitar al famoso témpano causó la tragedia. Esa decisión se tomó porque, según las reglas establecidas en 1850, esa era la maniobra que los barcos debían realizar. 

El tema es que esa regla se había establecido para evitar choques frontales entre barcos navegando en direcciones opuestas, no para evitar choques con témpanos. En otras palabras, aunque la regla en cuestión no se aplicaba a la situación que ellos enfrentaban, los tripulantes del Titanic decidieron seguirla, porque así lo establecía “el libro”, con trágicos resultados.

Obviamente, esa no fue la única causa del hundimiento del Titanic, como bien dice y explica Molony. Otro factor que contribuyó al inesperado desenlace incluye el hecho de que el oficial Joseph Boxhall, encargado de avistar los peligrosos témpanos, estaba en su camarote y no avistando témpanos. 

Y desde su salida desde Belfast cinco días antes del hundimiento, se había desatado un incendio en la bodega de carga de carbón del Titanic. El incendio, que no se pudo controlar, debilitó el casco del barco, precisamente donde luego fue averiado irreparablemente por el témpano. 

De las muchas lecciones que el Titanic aún hoy nos enseña, una de esas lecciones, en la forma de una inevitable pregunta, es esta: ¿Qué libro (credo, doctrina, ideología, enseñanza), escrito hace décadas o siglos, estás tu siguiendo en tu vida para tomar “decisiones “correctas” pero que lenta e inexorablemente te llevan al hundimiento de tu vida?

Como en el caso del Titanic, una y otra vez he visto a personas que tratan de resolver los nuevos desafíos del presente con las ideas del pasado, como si fuese posible depositar vino nuevo en odres viejos, como alguien alguna vez indicó.

Y cuando esas personas se “hunden” (financiera, emocional e incluso existencialmente) ya resulta demasiado tarde descubrir que se mantuvieron más adeptos a sus creencias que a la realidad. 

Una pregunta más: ¿quién debería estar en el puesto de mando de tu vida avistando los peligros a evitar, pero que, en vez de hacerlo, está cómodamente descansando en su camarote? Quizá ese “quién” sea tu pareja, tu maestro, tus padres, o alguien importante en tu vida. Pero en la mayoría de los casos, ese “quién” eres tú mismo. 

Y finalmente, ¿qué fuego interno te está consumiendo que, como sucedió con el Titanic, te debilita tanto que un choque con la vida que no debería afectarte te hunde? Quizá es hora de tomar nuestras vidas con más seriedad que nuestras creencias. 

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