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Proyecto Visión 21

Ya es demasiado tarde para invitar a una mayor “diversidad”

Recientemente recibí una invitación de una importante organización benéfica en Denver para participar de un encuentro sobre la necesidad de aumentar la “inclusividad” dentro de los grupos comunitarios locales, es decir, la necesidad de que más hispanos y personas de otras minorías participen activamente en la dirección de esos grupos.

Sin desmerecer las buenas intenciones de esta prestigiosa organización, la invitación me preocupó porque la traducción al español que acompañaba al original en inglés era bastante deficiente, debido a que la organización “no tenía dinero” para contratar a un traductor profesional.

¿Soy yo el único que ve como una inmensa contradicción el hablar de diversidad y no tener suficientes recursos como para hacer una traducción adecuada?

Pero hay otro problema. La invitación hace referencia al “histórico cambio demográfico” ocurrido en las elecciones del pasado 4 de noviembre.

En otras palabras, según esta organización, ahora que el país eligió a un presidente con antepasados no anglosajones, es un buen momento para promover la diversidad e inclusividad en todos los niveles de las organizaciones comunitarias.

Mi pregunta es: ¿y antes no lo era? ¿Antes estaba mal que hubiesen hispanos, afroamericanos, asiáticos y nativos en las organizaciones comunitarias? ¿Sólo ahora que se elige un presidente minoritario está bien hablar del tema?

Ahora ya es demasiado tarde, no sólo por el resultado de las recientes elecciones sino por el cambio demográfico que dio origen a ese resultado.

¿Qué sentido tiene proclamar “Ahora sí vamos a ser inclusivos” cuando el 30 por ciento de las familias de Estados Unidos no habla inglés en sus casas y cuando casi el 70 por ciento de los menores de 10 años en este país son niños hispanos o de otras minorías?

Además, es demasiado sospechosos que repentinamente se quiera “promover la diversidad” ahora que las minorías tienen un poder político (como queda claro por el papel que el voto minoritario tuvo en las elecciones) y económico (las minorías son quienes más negocios abren en Estados Unidos).

¿Por qué no se iniciaron estos esfuerzos y gestiones hace años, cuando las minorías realmente lo eran? ¿Ahora que ya no nos pueden ignorar entonces nos quieren aceptar? ¿Y luego nos piden que tomemos esos esfuerzos con sinceridad y seriedad, cuando ni siquiera pueden ofrecer una traducción decente?

Lo que este grupo y mucho otros no se han dado cuenta es que ni aunque abran las puertas de par en par vamos a aceptar la invitación a su “inclusividad” y “diversidad” porque la invitación ha llegado tarde: nosotros ya tenemos nuestras propias organizaciones cívicas, religiosas, educativas y de todo tipo.

Llegó el momento en que las minorías deben demostrar que no vamos a cometer el error de esperar hasta último momento para invitar a que otros grupos sean partícipes de nuestras organizaciones.

Después de todo, en pocos años ya vamos a dejar de ser “minorías” y no podemos repetir el equivocado modelo de exclusión que se nos aplicó a nosotros durante tanto tiempo y que ahora apresuradamente se quiere dejar de lado.

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