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Proyecto Visión 21

Ya sé que mi punto de vista no es ni el único ni el mejor

Francisco Miraval

Hace años, un profesor solía repetirnos en su clase en la universidad aquello que “el orden es sólo el caos al que nos hemos acostumbrado y la verdad es sólo la mentira que hemos escuchado más veces que otras”.

La inmadurez propia de una mente aún con poca experiencia en la vida y sin la educación o disciplina necesarias me impidió entender y aceptar aquel enfoque que, lejos de ser relativista o pesimista, es en realidad una invitación a nunca quedarse conforme con lo ya logrado o aprendido.

Pero la rutina diaria, que actúa como un potente somnífero, nos hace con frecuencia olvidar que este momento en la vida es solamente eso, un momento, y aunque ese momento se repita eternamente (como lo decían los antiguos y lo repitió Nietzsche), aun así, es solamente un momento en una infinitud de otros momentos

De manera más concreta, lo que yo considero como normal sólo porque es lo que estoy acostumbrado a ver, quizá no lo sea en otros contextos, para otras personas o en otras épocas.

Por ejemplo, recuerdo la primera vez que llegué a Estados Unidos y los grandes carteles exhibían la temperatura en grados Fahrenheit y las distancias en millas, algo que en aquel entonces yo no entendía y, de hecho, me parecía equivocado. Me llevó años acostumbrarme a las nuevas medidas y dejar de considerarlas como “equivocadas”.

Luego, cuando en algún momento comencé a ver los partidos de futbol soccer en la televisión estadounidense, inmediatamente descubrí que, en vez de contar el tiempo de juego desde el inicio del juego hasta el minuto 90, el tiempo se contaba desde el minuto 90 al inicio, descendiendo hasta el final del juego.

Como yo no estaba acostumbrado a esa manera de medir el tiempo de los partidos de futbol, mi única opción era realizar una complicada matemática mental para entender cuánto tiempo ya se había jugado y cuánto faltaba jugar. (Eventualmente aquella práctica de contar el tiempo “invertido” se abandonó.)

Y ni que hablar de las diferentes maneras de escribir las fechas usando números, ya que todo cambia si el mes se escribe primero o si el día va primero. Con el 11 de noviembre no hay problema, pero el “07/12” puede ser tanto el 12 de julio como el 7 de diciembre.

En una era globalizada en la que recibo mensajes de varios países en varios continentes, con frecuencia debo cuidadosamente “traducir” en mi mente la fecha de la que se está hablando, para no cometer un error sobre el día de un cierto evento. Y esa “traducción” no siempre surge espontáneamente.

Aún más recientemente, una nueva aplicación de mi uso Internet indicaba “25%”. Asumí entonces que yo ya había usado el 75%, por lo que añadí un nuevo paquete. En realidad, “25%” indicaba que esa la cantidad que yo había usado.

En definitiva, es muy probable que tarde o temprano el orden al que estamos acostumbrados se revela como caos y que nuestra “verdad” quizá no lo sea.

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