Menu

Proyecto Visión 21

¿Queda lugar para nosotros en el futuro ahora que llegaron nuestros gemelos digitales?

Hace muchos años, allá por finales de la década de 1980, leí por primera vez un artículo en el que se mencionaba al “Informatizador”, descripto como un personaje no humano del futuro con la capacidad de crear réplicas o copias realistas de cualquier ser humano, sea contemporáneo o del pasado. Aquella ciencia ficción ya es realidad. 
 

El reciente concierto virtual de ABBA y el anuncio de la banda de rock KISS hace pocos días de que desde ahora esa banda será reemplazada por sus gemelos digitales confirman que nuestras copias digitales llegaron no solamente para quedarse, sino para reemplazarnos. Y esa situación crea un sinnúmero de interrogantes filosóficos y existenciales. 
 

Como diría Ortega y Gasset, yo soy yo y mi circunstancia, enfatizando tanto la inevitable duplicación del “yo” como la inevitable contextualización de ese yo en un marco sociopolítico, histórico-cultural y hasta geográfico. 
 

Desde ese punto de vista, aunque un avatar o gemelo digital luzca como yo, hable como yo y hasta reaccione y responda como yo, difícilmente pueda decirse que ese avatar está “encarnado” o “incorporado” en una cierta circunstancia histórica o cultural. Dicho de otro, mi gemelo digital no soy yo ni tampoco es un extensión o expansión de mi persona (por lo menos, por ahora).
 

Además, resulta dudoso que los gemelos digitales, incluso si hipotéticamente tuviesen consciencia propia, podrían tener “mi” consciencia. Replicar mi proceso de pensar no significa duplicar mi consciencia. Fingir tener mis emociones, o incluso tener emociones similares, no significa tener mis emociones. En pocas palabras, mi mente sigue siendo mía.
 

¿Y qué pasa con los aspectos éticos de los avatares? ¿Qué pasa si mi gemelo digital, sino que yo lo sepa e incluso con supuestas buenas intenciones comete un crimen o crea un serio problema? ¿Seré yo el responsable de lo que haga mi gemelo digital sólo porque se parece a mí o es una copia de lo que yo soy (o creo ser)?
 

A la vez, ¿qué pasa si la razón por la que yo quiero tener un gemelo digital es para cometer delitos y luego acusar a mi copia de haberlos cometido? ¿Podrán los gemelos digitales evitar que los malhechores asuman las consecuencias de sus acciones? 
 

Otro gran desafío es el tema de las relaciones humanas que, por definición, ya dejarán de ser solamente humanas. Por ejemplo, puede darse el caso de que haya un evento o una reunión a la que yo prefiero no asistir. ¿Podré enviar a mi avatar y dejarlo que hable como yo lo haría y que decida como yo lo haría, pero sin ser yo mismo? ¿Aceptaré después sus decisiones? 
 

Y, como queda claro por las circunstancias actuales, numerosos seres humanos preferirán interactuar sólo con avatares digitales, pero no con personas reales, con el consecuente impacto en las relaciones sociales y la cohesión comunitaria.
 

Los gemelos digitales y otros avances tecnológicos nos obligan a reconsiderar y reevaluar todas nuestras ideas filosóficas fundamentales sobre la naturaleza de la humanidad, la vida, la identidad y toda la realidad.

 

Go Back

Comment

Blog Search

Blog Archive

Comments

There are currently no blog comments.