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Proyecto Visión 21

¡Adiós, periodismo humano! Fue muy bueno conocerte

Durante las últimas tres décadas y media he dedicado numerosísimas horas a una de las tareas más agradables a las que uno pueda dedicarse: contar historias. De hecho, he tenido el privilegio de escribir día tras día miles y miles de historias para medios informativos locales, nacionales e internacionales. Pero todo llega a su fin y esa época se terminó, o lo hará muy pronto.

No se confundan: no pienso jubilarme ni dejar el periodismo. Después de todo, quedan muchas historias por contar. Pero no puedo competir contra Xin Xiaomeng, un periodista de la agencia de noticias china Xinhua. Resulta que Xin Xiaomeng (y todos aquellos como él que próximamente veremos en todo el mundo) nunca se equivoca, ni se cansa, ni pide vacaciones.

Xin Xiaomeng es periodista generado por computadora o, dicho de otro modo, una inteligencia artificial que, al mostrarse en video y en las redes sociales, aparece como una persona real que incluso ajusta la cámara antes de comenzar a hablar o pestañea al mirar la luz. Pero no es humano.

Este periodista artificial trabaja sin detenerse jamás y ha aprendido a compilar historias, preparar esas historias para ser compartidas y luego compartirlas. Además, lo hace en perfecto inglés (no en chino), jamás pronunciando mal ni siquiera una sola palabra.

Yo no puedo competir con alguien que nunca se equivoca, que no necesita un recreo o una siesta, que nunca se aleja de la computadora (no puede, obviamente), y que, ante todo, siempre encuentra historias y las presenta de manera impecable. 

Pero más allá de lo que yo (o cualquier otro periodista humano) pueda o no pueda hacer en un mundo en el que los periodistas artificiales ya son una realidad, en ese contexto surge otra pregunta y es esta: ¿Qué historias nos cuentan los periodistas artificiales? La pregunta se puede ampliar de esa manera: ¿Cómo y por qué eligen esas historias? Y ¿sienten emociones al contarlas?

Quiero decir, si existe un elemento que parece ser esencialmente humano es contarnos historias unos a los otros. Lo hemos hecho desde que la humanidad es tal. A veces se trata de historias reales. A veces son meras fantasías. A veces, esas historias son sublimes. Otras veces, son totalmente desagradables. Algunas historias (como los mitos) perduran. Otras son efímeras.

Y ahora todo eso va a ser reemplazado por una inteligencia artificial que nunca va a llorar si se estrella un avión, nunca se va a preocupar por una recesión económica y nunca se va a alegrar si se encuentra la cura del cáncer o los seres humanos llegan a Marte.

Me pregunto hasta qué punto de decadencia humana hemos llegado que delegamos en algoritmos algo que es parte esencial de nuestra humanidad, el contarnos historias, aunque sea para mentirnos o para engañarnos. Y me pregunto por qué, ante la llegada de Xin Xiaomeng y de sus hasta ahora ignotos compañeros, tomamos esta nueva situación con tanta liviandad. 

Quizá sea porque “aprendimos” a simplemente consumir historias, pero ya no las cocreamos.

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