Durante las últimas pocas décadas se ha popularizado casi hasta el cansancio la idea de “ahora” como el único punto de referencia de nuestra vida, una idea que, aunque atractiva, con demasiada frecuencia se devalúa y distorsiona de tal manera que se presenta como desconectarse de un pasado que ya pasó y no preocuparse por un futuro que aún no llega.
Sin embargo, esa interpretación de “ahora” como un efímero momento de total despreocupación e incluso de irresponsabilidad no tiene en cuenta que ni el pasado ya pasó ni el futuro no llegó, ni, mucho menos, tiene en cuenta que el “ahora” en el que se debe estar presente es un “ahora” extendido que conscientemente incluye tanto el pasado como el futuro.
Como dice el filósofo Tim Freke, el pasado no pasa, sino que se “apila” y, por eso, cada nuevo elemento (cada experiencia, cada pensamiento, cada recuerdo) que se suma a ese conglomerado del pasado cambia todo el pasado. Después de todo, solamente podemos acceder al pasado desde el presente y, como consecuencia, el pasado cambia constantemente.
Y como enseña el Dr. Otto Scharmer del MIT, el futuro no llega, sino que emerge. En cierta forma, el futuro siempre ya está ahí como una realidad adyacente potencial a la que solamente tenemos acceso cuando expandimos nuestra consciencia para incluirla. Dicho de otro modo, el futuro no es un evento cronológico (el “mañana”), sino una consciencia expandida.
Por eso, la idea de estar totalmente presente en el presente (a veces conocida como consciencia plena), lejos de ser un llamado a una vida despreocupada por las acciones o circunstancias anteriores o posteriores, es, de hecho, una convocatoria a llegar a tal nivel de presencia que incluye sinópticamente percepciones mutuamente interconectadas del pasado, el presente y el futuro.
Esto no es algo que se aprende mirando videítos ni, mucho menos, por medio de meras palabras. Como dijimos antes, es una convocatoria, un llamado en conjunto (literalmente) a una experiencia. Nadie aprende a nadar mirando videos de natación. Nadie entiende qué es el amor leyendo la definición en el diccionario.
En esta época de cambios constantes, profundos, inconsultos, inesperados e irreversibles que anticipan la llegada de una nueva etapa en la historia de la humanidad, encerrarse en un efímero “ahora” (representado en el salto de un mensaje a otro en las redes sociales) es un irresponsable mecanismo de defensa ante la responsabilidad que se requiere para cocrear el nuevo futuro y, por lo tanto, para transformar el pasado.
Estar presente en el presente no significa, como comúnmente se cree, someterse a la banalidad, la superficialidad y la trivialidad. Por el contrario, estar presente en el presente significa, paradójicamente, distanciarse de ese presente para poder verlo y entenderlo tanto desde el pasado como desde el futuro, es decir, desde una amplia perspectiva que permita examinar y desafiar los supuestos y las estructuras subyacentes que le dan forma al presente.
Estar comprometidos con el presente requiere una distancia filosófica y existencial para comprenderlo y transformarlo.