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Proyecto Visión 21

¿Qué emergerá una vez que se fusionen todas las nuevas tecnologías ahora dispersas?

Hace algunas pocas décadas. mirando al teléfono de aquella época, y luego a la radio, el televisor, la cámara de fotos, la grabadora de videos, los mapas, la linterna y otros muchos artefactos jamás pude, ni siquiera en algún momento de alta imaginación, anticipar que algún día todos esos artefactos se fusionarían en lo que hoy llamamos un teléfono inteligente.

Pero ahora, ya con esa experiencia previa de ver cómo de distintas tecnologías surge un solo aparato o artefacto, ahora sí podemos y debemos preguntarnos qué emergerá una vez que la computación cuántica, las computadoras neurológicas, la inteligencia artificial, las nuevas formas de energía, la robótica y otras tecnologías de avanzada se fusionen en una sola “realidad”.

Todo apunta, en primer lugar, a la llegada de un humano sintético casi inmortal, con capacidades y habilidades físicas, mentales y cognitivas impensadas e impensables para nosotros, meros humanos biológicos, mortales y ciertamente limitados y finitos.

Dicho de otro modo, así como los dispares elementos arriba mencionados se fusionaron en los teléfonos inteligentes, así también los dispares elementos de las nuevas tecnologías (nos atrevemos a sugerir) también se fusionarán, pero ya no en algo tan pequeño que podremos llevar en la mano, sino en algo tan grande, posiblemente a nivel planetario, que ya no podremos comprender.

Ciertamente, no estoy hablando ni de ciencia ficción ni de teorías de conspiración, sino de una cuidadosa y constante lectura de reportes y artículos científicos, publicados por fuentes serias, respetadas y verificables, que indicarían que ese proceso de emergencia de nuevas entidades nunca antes vistas en la historia conocida de la humanidad ya están emergiendo.

Otra vez: no es ciencia ficción. La red global de supercomputadores ya está en marcha. La inteligencia artificial capaz de anticipar las acciones de los seres humanos (y hasta corregirlos antes de que actúen) ya es una realidad. Los prototipos de cerebros artificiales ya se han desarrollado. La piel y los músculos sintéticos se vienen desarrollando desde hace años. Y esa lista podría ampliarse casi indefinidamente.

Entonces, ¿qué está emergiendo? Y otra pregunta: ¿cuán preparados estamos para responder a lo que sea que emerja de la unión de tecnologías que, como decía Arthur C. Clarke, ya parecen indistinguibles de magia?

La llegada de humanos sintéticos y de robots súper inteligentes significará convivir con entidades inteligentes no humanas (aunque no necesariamente personas). ¿De qué manera esa inédita situación afectará a nuestro cerebro, nuestros corazones e incluso nuestras decisiones? Quiero decir, a duras penas podemos convivir entre nosotros mismos, ¿cómo vamos a interactuar con los nuevos seres pensantes?

Pero esta nueva realidad incluye otra perspectiva, la de “ellos”. ¿Cómo nos tratarán a nosotros los humanos sintéticos y los robots súper inteligentes? Porque, aunque sean el resultado de nuestros experimentos, poco y nada podremos hacer para detenerlos si, como se anticipa, en cada uno de ellos se fusionan todas las tecnologías ya disponibles pero todavía separadas.

Y aunque eventualmente nada de lo mencionado suceda, el ejercicio de pensarlo y anticiparlo resulta valioso en sí mismo. 

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