Menu

Proyecto Visión 21

El nuevo futuro requiere una seria expansión de la consciencia propia y global

Recientemente tuve que cambiar uno de los enchufes en el sótano de mi casa, una tarea rápida y sencilla que yo ya había hecho muchas veces. Quité el enchufe viejo y coloqué el nuevo, prestando atención a que cada cable estuviese en la conexión correcta. Sin embargo, para mi asombro y molestia, no había electricidad en ese enchufe.

Hice entonces lo que toda persona sabia hace en situaciones similares: busqué una solución en Internet y así aprendí que ciertos enchufes nuevos requieren que los cables se conecten al revés de las conexiones que tenían los enchufes viejos. Dicho de otro modo, para que llegue la electricidad, es necesario invertir las conexiones. 

Esa situación me resultó similar a lo que sucede cuando tratamos de conectarnos con el nuevo futuro, un futuro que ya no es ni continuidad del pasado ni repetición del presente. En pocas palabras, cuando enfrentamos los problemas del pasado y los desafíos del presente con los conocimientos y hábitos del pasado, no dejamos que fluya la energía del futuro.

Dicho de otro modo, el punto de conexión con el nuevo futuro con toda probabilidad resultará ser el momento en el que aceptemos dejar de lado aquellas conexiones ya establecidas (incluso conexiones inconscientes) para establecer nuevas conexiones, tan nuevas que nos obligarán a “invertir” nuestra manera de pensar y de actuar.

Seamos honestos: el nuevo futuro se presenta aterrador. Podría decirse que antes el futuro era visto con temor porque representaba lo desconocido y ahora miramos atemorizados al futuro precisamente porque podemos anticipar lo que va a pasar o lo que es altamente probable que suceda.

Un reciente reporte publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo habla de una “nueva incertidumbre” sobre el futuro del mundo, una especie de incertidumbre existencial que causa “vidas inestables” y “sufrimiento mental”, deteniendo así el desarrollo humano tanto a nivel personal como social y global. 

Más específicamente, la incertidumbre, dice el reporte de las Naciones Unidas, se ha vuelto “multidimensional”, debido al aumento de la inseguridad, los crecientes conflictos bélicos, las complejas transiciones sociales y el peligro planetario del cambio climático.

Otros elementos que podrían sumarse a esa “incertidumbre con múltiples niveles” incluyen (agrego yo) aquellas “pesadillas tecnológicas” que parecen ser la base de un “futuro aterrador”. 

Una reciente publicación por el Digital Policy & Law Group (DPL News, en México) enumera, entre esas pesadillas, a la inteligencia artificial malévola, los robots asesinos, los enjambres de drones espías o destructores, los ataques en el ciberespacio, los automóviles “inteligentes”, los organismos cibernéticos, los animales con poderes mentales superiores y la vigilancia masiva y constante. 

Mientras todo eso sucede (nada de eso es ciencia ficción), nosotros seguimos intentando conectarnos a un pasado del que ya no fluye energía y nos negamos a prepararnos para conectarnos con el nuevo futuro, sólo por no querer cambiar nuestra manera de pensar. 

Pero, como bien dice el reporte de las Naciones Unidas, la incertidumbre es el momento perfecto para “potenciar y ampliar el desarrollo humano”. 

 

Go Back

Comment

Blog Search

Blog Archive

Comments

There are currently no blog comments.